Las puntas dobles o abiertas parecen tener relación con las frecuentes manipulaciones a las que se somete el cabello: decoloraciones, mechas, tintes y el uso demasiado frecuente de secadores, rulos, etc. dañan el pelo.
Igualmente, el uso de champús agresivos, lacas, la excesiva exposición al sol y los baños en las piscinas, donde el cloro del agua es un verdadero atentado contra el cabello y la piel en general.
Cada pelo está compuesto por tres capas: la capa externa o cutícula, parangonare a las escamas de los peces; la capa mediana, llamada corteza, más sensible y responsable del color del pelo, y la capa interna, la médula, que es la que recibe la nutrición.
La acción dañina de los esprais, de las lociones alcohólicas y de los productos químicos separa estas tres capas, dando lugar a lo que conocemos como dobles puntas.
¿Qué se puede hacer?
Las dobles puntas deberían ser cortadas siempre para evitar ulteriores separaciones de las tres capas.
El champú de yemas de huevo ya comentado es también efectivo en casos de pelo dañado. Es aconsejable alternarlo con compresas de aceite de ricino y miel que se quitarán después con champú de hierbas.
Las compresas tibias de hipérico y milenrama, a partes iguales, actuarán como astringentes, cerrando las puntas.
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